Por Alev Pinbell
Este jueves, la Unión Europea (UE) declaró que Lukashenko no es el presidente legítimo de Bielorrusia, estableciendo así un boicot al mandatario tras su súbita toma de posesión celebrada el miércoles. El Parlamento Europeo decidió no reconocer al veterano líder a partir de noviembre, cuando estaba previsto que acabara su actual mandato como presidente.
“La llamada ‘investidura’ (...) y el nuevo mandato reivindicado por Aleksander Lukashenko carecen de toda legitimidad democrática”, dijeron los 27 Estados de la UE en un comunicado.
“Esta ‘toma de posesión’ contradice directamente la voluntad de gran parte de la población bielorrusa, expresada en numerosas protestas pacíficas sin precedentes desde las elecciones, y sólo sirve para profundizar aún más la crisis política en Bielorrusia”.
Asimismo, la Unión Europea, un gran contribuyente financiero de Bielorrusia, dijo que está “revisando sus relaciones” con el país, que podría significar una interrupción de la financiación directa al Gobierno de Lukashenko y canalizarla en su lugar a grupos de ayuda y hospitales.
De hecho, antes de celebrarse las elecciones, la UE se había comprometido a gastar 135 millones de euros en Bielorrusia además de dar otros 53 millones de euros para la lucha contra la pandemia de COVID-19.
Svetlana Tsikhanouskaya, quien encabeza a la oposición bielorrusa, tuvo una reunión el lunes en Bruselas con los ministros de Asuntos Exteriores e la UE para hallar una manera de impedir a la administración del Estado a la hora de dar apoyo a médicos y hospitales.
“Le pedí a Europa que no apoye financieramente al régimen. Todo el dinero que el señor Lukashenko pueda conseguir ahora no irá para apoyar al pueblo bielorruso, sino que irá para esas represiones”, expresó a los medios de comunicación.
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