Por Alev Pinbell
Casi un tercio de las 270 ballenas piloto que quedaron varadas en el sur de Australia han muerto, dijeron los rescatistas australianos, que de momento han logrado salvar al menos a 25 de los animales.
Kris Carlyon, biólogo del Programa para la Conservación Marina, señaló este martes en una rueda de prensa después de la jornada matutina de rescate que es “inevitable” que mueran más ballenas a medida que transcurre el operativo.
Aunque el experto no quiso actualizar el número de ejemplares fallecidos después del primer cifrado de decesos a primera hora del día, indicó que el número de ballenas liberadas aumentará al terminar la jornada.
Las ballenas están atascadas en tres bancos de arena de la bahía de Macquarie, en el oeste de Tasmania, mientras los biólogos y expertos marinos intentan mantener con vida al mayor número de estos grandes cetáceos, que pueden llegar a medir hasta siete metros de largo y pesar unas tres toneladas.
"Un cribado es esencial. Para empezar, vamos a ayudar a los animales a que tengan mayores posibilidades (de sobrevivir) y a aquellos con los que podamos lidiar (...) Algunos animales pueden ser demasiado grandes o permanecer en una ubicación inadecuada para tratarlos", comentó Carlyon.
Es muy probable que el operativo de rescate, en el que trabajan unas 60 personas, se extienda durante varios días, dijo el experto.
Las imágenes tomadas en el sitio muestran el dorso de decenas de ballenas parcialmente cubiertas por el agua.
"Esta especie de ballena piloto es bastante resistente. Permanecen húmedas y el tiempo de hoy ha sido muy favorable para ellas. Con estas condiciones pueden sobrevivir durante varios días", dijo el biólogo.
Para el experto, es difícil determinar la razón por la cual las ballenas quedaron varadas, y apuntó la hipótesis de que estos cetáceos se acercaran a la costa en busca de alimento.
Tal vez, el grupo fue guiado por “una o dos” ballenas piloto y quedaron atascadas en los bancos de arena.
Hace años, hubo un incidente parecido, con varias ballenas varadas en las playas de Tasmania, especialmente en la bahía de Macquarie.
En aquella ocasión, los científicos manejaron la posibilidad de que las ballenas acudieron al litoral atraídas por los sonares de grandes buques o guiadas por un cabeza de grupo desorientado a raíz de sufrir una enfermedad.
Otros expertos señalan que estas ballenas son animales muy sociales y si uno de ellos se equivoca y se adentra en aguas pocos profundas, las demás la seguirán.
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